Ficha de Kiojiro

Nombre: Kiojiro Amakusa

Edad: 27

Apariencia física: Pelo negro azabache hasta la cintura normalmente recogido en una cola de caballo con algunos mechones sueltos alrededor de la cara. Ojos oscuros y profundos. Piel clara. Rasgos suaves. Delgado aunque con algo de músculo. Mi voz es fría y un poco cavernosa, marca de los muchos inviernos que he tenido que pasar a la interperie.

Vestimenta: Suelo ir vestido con un kimono de viaje de color negro con el símbolo del ying/yang en la espalda. También llevo una capa blanca con motivos rojos en la misma. Tengo también un kimono blanco de repuesto. Suelo llevar siempre consigo una katana con dos lotos inscritos en la hoja justo al lado de la guardia, en memoria de mi abuelo. La katana lleva un trozo de tela atado al inicio de la vaina y en la guardia, dificultando así el desenvainado.
Descripción psicológica: Mi carácter es tranquilo y desenfadado excepto en los momentos de peligro, cuando saco a relucir el experto espadachín que hay en mí. ¿Lo que más me gusta? Vivir tranquilamente y en paz. ¿Lo que más odio? Todo aquel que intenta dañar a gente inocente.

Aldea: Aldea de la Niebla

Clan: Ninguno

Organización o grupo al que pertenece: Líder de los 7 espadachines de la niebla

Rango: 1

Inventario:

Spoiler:

Tipo de ninja: Especializado en un tipo de arma (katana) y especializado en ninjutsu de un elemento (viento).

Afinidades elementales: Viento y Rayo.

Espada:
-Kuroi Kaze. Se trata de una katana de mango y vaina negros decorados con motivos de dragones. A pesar de parecer una espada normal y corriente, Kuroi Kaze tiene la singular habilidad de poder absorber enormes cantidades de chakra de Kiojiro, mantenerlo y liberarlo violentamente cuando el espadachín lo desee. Básicamente Kuroi Kaze es una espada de viento y si alguien que no sea Kiojiro la coje, la espada se rodeará de cuchillas de viento afiladas.

Spoiler:

Técnicas:

Spoiler:

Historia: Para cuando mis padres, Shinzo y Sayoko, se instalaron en Konoha por petición de mi abuelo, yo aún no estaba ni en el pensamiento. El primer año, como siempre me decía Shougo, mi abuelo, fue muy duro: un lugar nuevo y extraño, abrir un nuevo negocio de armas, darse a conocer...
Dos años más tarde, en una noche de invierno en la que la reina del cielo era una gran luna llena, los lloros y gritos de un bebé despertaron a los vecinos de las casas colindantes: había nacido un nuevo Amakusa. "Se llamará Kyojiro, y será un hombre de virtud"- dijo mi padre alzándome orgulloso mientras mi abuelo asentía con una leve sonrisa. Aquella noche comenzó una nueva leyenda, como cada vez que nace una nueva vida. Una leyenda que quizá pase inadvertida para muchos, o quizá recorra el mundo entero, pero una leyenda al fin y al cabo. Aquella noche comenzó la leyenda de Kiojiro Amakusa.
5 años exactos después, mi madre falleció. el darme a luz la había dejado muy débil y los sucesivos inviernos habían ido minando sus fuerzas poco a poco. Desde ese momento, nació en mi interior un ser frío y duro como un glaciar; una parte de mi que actuó como escudo para mi cordura en el día en que yo cumplía 5 años y mi madre moría a causa de haberme dado la vida a mí. Mi padre cayó en una gran depresión y fue mi abuelo quién se encargó de mi tutela a partir de entonces.
Esa misma noche, mi abuelo me llevó a la trastienda de la armería y, con gran solemnidad, dijo a la vez que me entregaba un bulto alargado: "Kyojiro, desde hoy empezarás a forjarte tu futuro. Tu padre, al igual que yo, es uno de los mejores forjadores y tratantes de metal que puedes encontrar hoy día, pero tú tendrás que andar un paso más allá. Tú usarás aquello que nosotros fabricamos. Esta espada es Kuroi Kaze, mi mejor espada, que ahora es tuya. Tómala, empúñala, domínala y sómetela, y algún día haz que resuene tu nombre y el de tu hoja por todos los rincones y aldeas que alcancen a ver tus ojos."
No se que ocurrió en ese momento, pero mi corazón estaba desbocado. Al tomar la espada en mi mano, ésta latió levemente, como aceptándome como su nuevo dueño, y el sentimiento de querer dominar esa hoja más allá de la más increíble maestría nació en mi interior.
Desde entonces Kuroi Kaze se convirtió en mi fiel compañera. A pesar de ser una katana, era liviana como una pluma.
Dos años después, mi abuelo me inscribió en la academia ninja, lo cual provocó el inicio de los interminables quebraderos de cabeza del sensei, ya que no hacía más que interrumpir las clases para hacer todo tipo de preguntas. Ya se acercaba el momento de la prueba de acceso a gennin y estaba impaciente por afrontarla y ganarme el derecho de llevar con orgullo la banda de Konohagakure. Y así fue como salí de la academia ninja, katana al hombro, tras haber realizado a la perfección un Henge, un Bunshin no jutsu y un Kawarimi no jutsu. La banda relucía en mi frente, como si de un reflejo de mi estado de ánimo se tratase
Una suculenta comida, que preparé con esmero, y mi primer trago de sake con mi abuelo y mi padre fueron toda la celebración que me permití. Aún me quedaba mucho camino por recorrer y el hecho de haberme convertido en gennin no eran motivos para dejar de lado los entrenamientos, ni siquiera por un día.
Como cada atardecer, me dirijí a mi lugar de entrenamiento. Cuando llegué allí, hice un calentamiento básico: estiré los músculos y tendones de mi cuerpo, dí unas vueltas alrededor del sitio corriendo para entrar en calor, escalé un árbol un par de veces para activar mi flujo de chakra e hice algunas flexiones y abdominales.
Al terminar, desenvainé a Kaze y corté algunas ramas de árboles. Las até a la hoja de la espada para aumentar su peso y realicé 100 cortes verticales (ejercicio diario habitual ).
Al terminar, me puse en guardia y empecé a concentrarme: cerré los ojos para eliminar la vista; escuché atento todos los sonidos que me rodeaban y me concentré para ir eliminándolos uno a uno hasta que en mi mente sólo resonaron los latidos de mi corazón. En ese momento eliminé también ese sonido y, con ello, el oido. A continuación me concentré en el tacto: sentí mis pies, anclados al suelo; sentí el tacto de la empuñadura de Kaze en mis manos y la ligera vibración que producía al cortar el viento; sentí la brisa acariciar mi rostro mientras mi pecho subía y bajaba pausadamente con mi respiración; fuí eliminando de mi mente cada una de esas sensaciones hasta que el mismo tacto quedó eliminado. Entonces, los aromas y sabores que me rodeaban se acentuaron ante la carencia de mis otros sentidos; también los fui eliminando uno a uno hasta que mis cinco sentidos quedaron totalmente eliminados. Fué en ese momento cuando pude sentir en mi interior la corriente de chakra recorriendo todo mi cuerpo, dándo vida y energía a mis órganos y mis músculos. La proyecté hacia delante, lentamente, a través de mis brazos hacia la empuñadura de mi espada. Hice que la corriente de chakra se adhiriera a la espada y la envolviese. En el momento en que la espada estuvo envuelta de chakra, concentré toda mi fuerza mental en dirigir un gran torrente de chakra hacia la hoja de Kaze comprimiéndolo e intentándo que adoptase forma sólida. Noté como todo mi chakra fluyó, cada vez con más intensidad. Sentí como mis manos empezaban a arderme. Seguidamente noté como mis musculos comenzaban a entumecerse y calentarse. Pude notar cada fibra de mi cuerpo tensa y todo el chakra de mi interior yendo a Kaze, como si fuera una prolongación más de mi cuerpo. Cada vez me dolían más los brazos, pero conseguí olvidarlo, era como si no lo notase...
Y entonces caí al suelo. Me fallaron todos los músculos. De repente me invadieron de nuevo los sentidos…y el dolor, pero sin embargo ví que mi espada, al caer, había hecho un corte muy profundo en el suelo. Parece que conseguí acumular una gran cantidad de chakra que se materializó...Me dolían muchísimo todos y cada uno de los músculos y sentía que apenas podía levantarme del suelo. Me quedé un momento tumbado en el suelo, concentrando todas mis energías y, usando las pocas que me quedaban, me levanté con los brazos para caer de culo en el suelo.
Con una sonrisa de satisfacción observé lo que habíamos conseguido Kaze y yo, me senté con las piernas cruzadas y dejé reposando a Kaze sobre mis rodillas. Cerré los ojos y, aunque me costó debido al cansancio, me concentré para meditar, descansar y recuperarme, y para comunicarme con el "alma" de mi espada, agradeciéndole en silencio la ayuda prestada y felicitándola por el esfuerzo mútuo que habíamos hecho.
Cuando más o menos había recuperado fuerzas, volví a la aldea y me fuí a casa a cenar y a descansar.

Pensamiento de Kiojiro: ”Ahora que lo pienso, no me he presentado al líder del que debería ser mi nuevo equipo -una gota de sudor cayó por mi nuca- Bueno, después de todo sólo soy un gennin. Dudo que nadie vaya a echarme en falta. Además, tengo que entrenar para hacerme más fuerte, no limpiar retretes o buscar gatos perdidos.

Solté en el aire a Kaze y la volví a coger con fuerza mientras una sonrisa se perfiló en mi cara.

Kiojiro: -¡Sí, señor! Mañana seguro que consigo alguna misión interesante. Y mientras tanto seguiré practicando la técnica que estoy desarrollando......aunque aún no se como llamarla.-

Lo último lo dije rascándome la nuca mientras sacaba un poco la lengua.
Saludé a los guardias de la entrada como cada anochecer y me fuí a casa a preparar la cena (teniendo en cuenta que mi padre estaba depresivo, tuve que aprender a cocinar para mi abuelo). Una vez terminada la cena, me fuí a mi cuarto, encendí algo de incienso, me senté con las piernas dobladas al estilo indio y deposito a Kaze sobre mis rodillas. Dejé que el incienso inundase mis fosas nasales y relajase mi mente. Hice una pequeña mueca al sentir aún algo de cansancio por el entrenamiento.

Kiojiro: -Si sigo así no conseguiré nada. Da igual lo mucho que me esfuerce, si no tengo la suficiente fuerza para actuar, lo más probable es que acabe muerto, y la verdadera fuerza viene de la experiencia real.-

Suspiré hondamente, relajando aún más los músculos y ordené mis pensamientos.

Kiojiro: -He de hacerme más fuerte....he de encontrar la virtud que pueda haber en mi interior....he de convertirme en el mejor espadachín del mundo....-

En ese momento, noté un ligero latido proveniente de Kaze y sonreí mientras la acariciaba suavemente.

Kiojiro: -Tú también quieres que te domine más allá de toda técnica, ¿verdad? ¡Bien! En ese caso sólo hay un sitio donde empezar mi aprendizaje......

Me puse de pie con entusiasmo y empecé a empacar todo lo que pudiera necesitar en una misión.
A la mañana siguiente el Sol desprendía un fulgor anaranjado mientras surgía perezoso por el horizonte. Tomé un buen desayuno y me dirigí hacia la academia, donde me esperaban los que serían mi sensei durante años, Akira Udo, y los dos gennins que me acompañarían en mis viajes, Ikki y Rika.

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Tengo una duda y una petición:

Mi duda es acerca del rango y las técnicas. Me gustaría saber si puedo ser rango 1 y, en caso afirmativo, si el número de técnicas es correcto y no me he pasado (según la medida temporal del apartado "ascensos de poder y jutsus disponibles por rango, creo que me he quedado dentro de los límites establecidos).

Mi petición es si podría ser posible que fuera posteando mi historia poco a poco. Me gustaría ser un rango 1 y soy consciente de que tendría que poner al menos un párrafo por rango, pero es que con toda la parrafada de antes sólo he llegado a mi primer día como gennin y aún tengo un montón de cosas que tenía pensado contar. Si no es posible, sólo decídmelo y ya me las apañaré para minimizar la historia o algo.

Espero que al menos os guste la historia^^

Aceptada.